A un pequeño búho hallado en el monte de Lucio, observado por sus padres,
    al alzarlo Federico y Virginia sobre un paño azul.
  
    
    
    El énfasis ciliar de la ceniza
    exaspera el afecto en cada curva,
    la embajada cïega con que turba
    de la noche la seda más sumisa.
    
    El hueco aleteo con que ronda
    de funesto silencio el algarrobo
    se alza y posa, quïebra en par el robo
    con peso parental de un alma honda.
    
    Paradoja de amor: grazna y palpita
    sobre este paño azul arrebatada
    del reino, la criatura que a la cita
    
    acude, conjurando en la escalada
    de voces y figuras que ya habita,
    con párpados de ciénaga la nada.