Liras del árbol sobre el azul

 

 

 

 

Si en el aire caudal
apaisaran tus briznas cada viso,
y con aliento igual
a aquél que te deshizo
aquí, temblara allí otro ‘paraíso’;

si tu ceniza alzara
del polvo nuestra ansia a lealtad más leve,
y la tierra cesara
y su séquito breve
de hacer, si aherroja, sentir que conmueve;

carne sería enclave
de criatura total en avenida,
morar, frecuencia suave
en la onda detenida,
eternidad de adviento y despedida.

Y hallaría el dolor
omiso ya y común lema unitivo,
por tu inflexión de amor,
dicha aun, de lo vivo
en la abstracción sin fin y sin motivo.

 

 

 

HAP