Fábrica ambigua de ansiosos biseles,
seno que acude a voraz singladura,
amalgama que acendra siendo impura,
madre, un niño dura donde dueles.
Si el fuste unce a la tierra capiteles,
tu ascenso circunvala y asegura
un lecho ciego a la carne madura
con hieles mistrales y ahincadas mieles.
La pátina que cubre la pupila
no te arredra: de láctêa haces la mancha
vía, al aire imanado que aniquila.
Nadie se ve cuando el tiempo se ensancha,
reducidos los rasgos a bosquejos,
con ajada acuidad câer a lo lejos.