Moja las ramas el agua segura,
sabes: morir es dejarse impregnar,
hacer crecer el color en hondura
y el abismo de aroma en el pinar.
Si eres aire, ubicuo, no padeces,
ciñes el arco, crees aprehender,
manecilla, la esfera en que te meces,
medir morosa sobriedad de ayer.
Si eres cuerda, y sufres, te enfatizas,
eres quien crece en alma de mujer,
una albricia lanzada a las cenizas,
una noticia armada en el rumor
de exacerbarse así para hacer
ceder la celda, medrado y menor.