Nota 4 a «A Martín Ignacio Bortolussi – Elegía»

Este verso dio lugar a un curioso comentario por parte de la hija adolescente de una amiga, a quien –creo– no le gustó nada el poema. Dijo: «Ay, ‹fuiste›…: ¿Cómo puede escribir eso en un poema así?» La lectura era evidente: con esa peculiar actitud dictatorial que suelen tener los adolescentes para con el lenguaje (‹la única acepción válida es la de mi propia jerga›) sólo podía oír la palabra en ese sentido común, bastardo (hubiera dicho Heidegger, de haber hablado en español), puesto de moda desde hace unos años por la gente joven y adoptado luego por algunos de mediana edad: ‹ya fue…›, equivalente semántico cabal de aquél con el que siempre se exhortó a la resignación: el simple ‹ya está…›. Por el contrario, es evidente que fuiste quiere aquí ser entendido en el sentido prístino, digo, quasi ingresivo (si se tratara de un aspecto), de llegar, de acceder a (la maravilla de) ser…