Variaciones en torno a la reflexión de Jean Gebser sobre el adjetivo

 

„…, stand an gestern begonnenem Fenster“
R. M. Rilke


I

 

είδέα: ¿era en verdad una en la umbría
la engolada voz del ruiseñor?
¿uno, imbricado el cáliz al fulgor,
para abismar en sí el centro del día?

Un nombre o un empeño: asir lo entero
como canto o como flor, abierto,
a la imanada pausa del desierto
en que la llama leva y teme el otro fuero.

–¿Temía?, o fibrilaba hacia la linde
sólo, con la seguridad segunda
de la forma, de la onda en la onda que la funda,
se “cuidaba” en la “estela ática”, a fin de [*]
no vulnerar con gestos ni con voces
el vano en que se miran hombre y dioses.

Y el séquito, haciendo diáfano el misterio,
fingía añadidura a ese mundo sustantivo,
y en equilibrio incólume hallaba un lenitivo
la enconadura de ser, y ornar un hemisferio.



II

 

Asedio del detalle:

¿Creó de los “rayos directos” la “ciencia”
la aterida embriaguez que nos subyuga,
cuando recuerdo, reflejo y regencia
futura, en un punto convergen de fuga?

Oh, álabe y cima, poro aquí, y cónica
languidez de azul que aleja la bruma,
cuando el paisaje se irisa y nos suma
a la insumisa planicie antagónica.

La escala numerosa determina
el peso de acrecer, siendo fragmento,
la colección de luz, que en un momento
disuelve en sed la sal de la marina.
Oro el aspecto y mano el ojo de Midas,
un colibrí empobrece series de aire lento:
y hunden el mundo arenas repetidas.

El ‘adláter’ se adosa, presta hondura
y fijeza, compulsa en el escálamo
el éxtasis de unir sobre otro tálamo
un büido accidente al agua en la que dura.


 

III

 

…Junto a la ventana comenzada ayer,
se antepone y sesga el reverso de la escena
con haces simultáneos la faz plena
que afuera no cesa de crecer.

Y el vértigo en la fibra conjuntiva
integra savia, signo y metal en el circuito
al que contrae el reino un morador contrito:
¡se sabe indehiscente, y en él frutece la deriva!

No compara ascua en Véspero a plata aniquilada,
con firmamento puebla el iris, sustituye
la mínima divisa en la que fluye
su identidad miliar frente a la nada:
la causa se evanesce y multiplica
cada senda que anda y que lo implica.

Orfebre relativo: el intersticio
que labra, riela, y de él dimana
la cuarta a juglaría tan cercana
dimensión del despojo y del indicio.

 

 

 

HAP