Sintiendo el paso del tiempo, medita sobre el drama de la individuación
Del hontanar perdido en la aridez
que en año, mes y día se acrecienta,
el paladar dormido por la menta,
la mente en más anónimo curso cada vez;
¿difunde la manzana el sabor que se abroquela
en celda de llovizna acicalada?
¿o es la forma, que ahíla los números que horada
en el aliento abstracto que hinche, libre, una vela?
–Quien surca atado al mástil las aguas del sentido, [*]
si teme la lisonja, arraiga en mundo, se inquieta
por lo que en sueños sabe que ha sido:
cuerpo y sombra, temblor y tierra, nación secreta
y el prófugo fervor entelerido
que ensimisma el trayecto en la saeta.