(sobre el poema de „An Anna Blume“ ) [***]
“Benéfica”, si virgen geminada,
sobrio eres seno del seno del Señor,
y mides sólo un ana y media de mi amor.
Si anadeas, soy el nauta
de tu rosa y de tu rumbo;
tú la imanadora
de mi ebrio botalón.
Ana, si te tiendes y especulas en la grama:
¿Ha…? nn… ¡ah!…
Ana, gramática eres, estuosa,
entrópica, turgente,
sujeta al don Gerundio
que te predica la gente.
Mas si mi énfasis radioso penetra tu corola,
el verticilo de tus brazos y tus piernas
se hace vórtice de un súbito ciclón;
te pierdes en el sueño y en memoria de amapolas,
y jadeo, murmuro, balbuceo ana-
lectas del gozoso turbión
que injerta te oí a solas.
Anagógica me izas a la mística almena
de tus dientes,
Ana, lista disuelves con tu ascua las pellas
del presente.
Me yergo en tu atalaya y de allí caigo
hacia tus pétalos, los párpados
en que palpita tu ojo ciego,
mi anaglifo glauco,
Ana, escurro el néctar
de tus botones de alcanfor,
de tu anáfora ilícita: ana-ana,
al besarte apuro
las reliquias de un recóndito licor…
¿Recuerdas, Ana,
cómo entre tú y yo
en sí misma
la luz se derramaba,
cuando al ceguezüelo rüin en láctea vía
despojamos juntos de la venda y de la aljaba?