II
Fluctúa el fundamento, el muro titubea,
al ascenso tenaz, al mero amparo
los depone el polvo relicto del pasado,
a la espuma, marina melopea.
Pues sólo en sí se yergue y no incrementa
ni alberga esa morada, no cubre o sabe dónde
la oficina feble del viento es que se esconde
la vela que está al pairo, y teme a la tormenta.
Tú tratas de aprehender el aura en la figura,
vestigio en el umbral de la palabra,
reverbero en destellos del sentido,
y de incluirte así en la trama que fulgura,
te encierre allí tu límite o se abra
al tránsito entre carne y piedra no entendido.