En tres variantes de figurada arquitectura, los sonetos muestran la ubicua fugacidad de lo existente y advierten acerca de la condición humana
I
Vacila el fuste, el capitel caduca,
al equilibrio ileso en lo agregado
vulneran sortilegios del traslado;
al arquitrabe, ruinas con que educa.
Pues sólo yace en sí y no sustenta
ni luce, pugna, alienta, impide, enciende,
lo que parco y esquivo de mundo se desprende,
que es única espesura, hojas sin cuenta.
Tú resistes al telón que demuda los tapices,
a la asfixia que viene de puntillas
o al repentino impacto que aturde la textura
tierna, con que consumas y desdices
cántaro, puente, cifra o letra, en las orillas
de la equívoca patria, que despeja y clausura.