Nombra esa penumbra,
la luz de la sombra,
que un nombre retumba
y el alma se asombra;
figuras en fuga
horada el olvido;
el miedo madruga,
teme ojo y oído;
fulgores del flujo
doliente y discorde,
que es cruel en su lujo
sin cauce y sin borde.
Arriba y abajo,
a tu altura, un tajo;
a izquierda y derecha
se cierra la brecha;
delante y detrás
da el pulso el compás;
de uno, dos y tres,
del haz al envés,
el producto y suma
te pierde en la bruma.