Si ocêánica y pletórica es su fuerza,
¿por qué de un hontanar mínimo brota?
Danza en la llama es, que no se agota,
pulso centrífugo en prisión inversa.
Y aun en la marea estando inmersa,
tectónico fervor cunde en remota
curva, que alcanza costas y derrota:
¡cauterio es de una herida siempre tersa!
Urgencia que se enciende en lo entrevisto,
lo manifiesto apaga su premura,
fulgor fugaz la aviva y apresura
a un fin proteico en que –éste nunca listo,
para hacer que hacia el ocaso cese–
medra ayuna y saciada languidece.