Cintila fuera el oro de este día,
que evanesce y esparce un ebrio azul
elocuente;
cimbra el follaje y cada hoja disiente
del presagio sombrío que en la brisa se oía:
«grava aquí dentro el plomo a otro día,
que enconado y feral de una mustia nube pende;
pesa, y con vocación de descenso ahogará allende
la brisa misma, el oro, el azul, lo que en él fluía.»