El hipnótico ardor del mediodía…

 

 

 

El hipnótico ardor del mediodía
que horada la chicharra, trae aquí
la ominosa certeza de que oí
ya esa voz que otro estío entretejía.

Hay un tiempo detrás de la estación;
sincopado o disperso, el intersticio
en que riela, devela lo ficticio
de dar por muertas horas que aún son.

En ellas se demora la corriente
diáfana de la infancia sumergida
en el gozo y temor, el impaciente

empeño en crecer, y aun la herida
cuyos bordes no une ningún puente
ni el cauce, al cundir, cruza nuestra vida.

 

 

 

HAP