El rumor de la oruga…

 

 

 

Desestima la metempsicosis, considerándola un signo más de la imposibilidad de pensar la pérdida de la identidad

 

 

El rumor de la oruga se convierte
en seda indecidible del fulgor;
quien ha sido, se asila en lo exterior,
y un haz tenue disípase en la muerte,

acuñando en la cera que nos vierte
la memoria, su impronta anterior.
Desdeña el magisterio del rubor
quien cree que lo mismo emigra de lo inerte,

concibe paralelos, gemina en simetría
el semblante impar, no oye ni fermento leve
ni elocuente alegato de la materia rota.

El viso que se exilia de sí, que no se agota
en sedentario espejo, es en el que no se atreve
a morar la mirada que teme y se extravía.

 

 

 

HAP