En el telar febril…

 

 

 

Responde a una pregunta hecha por la compañera antes del alba

 

 

 

“¿Qué encanta de la aliteración?
¿Qué estremece …?”

 

En el telar febril que preludia la alborada
urdiste el acertijo, un sonámbulo lebrel
persiguiendo una presa vista sólo por él,
que se sustrae así, aún siendo capturada:

—De la letra que itera es constante ministerio
simultánêo imbricar palimpsestos que fascinan,
paisajes que, insinuados, ascienden y declinan,
dejando a la lectura vestigios de misterio.

Por rudas consonantes, por sinuosas vocales
conjeturó el Maestro leyes matricïales, [*]
abolida Babel balbuciendo en la insistencia

de soñar un lugar en que el hado se dé cita…
No estremece ese enigma olvidado por la ciencia;
esparciendo concentra, callando se explicita.

 

 

 

 

HAP