(Cuatro figuraciones del amor)
Fue por siglos un niño enceguecido,
    el dispendio imanado de la espuma,
    la flecha que sustrae, arco que suma
    sima al silencio, escamas al sonido.
    
    Las galas de las Horas al olvido
    arrojadas, y el pulso de la bruma,
    quiso ser ideal, luz que consuma
    la sed en canto al ángel presentido.
    
    Fue ardor de lira en fiel de vasallaje,
    ecuménica entrega en el martirio
    aun, y el plural en flor del falansterio;
    
    será pura conciencia que alhaje
    bonanza ya librada de delirio,
    la ‹leve despedida› en el misterio.