Háptica vespertina

 

 

Una asidua y puntual presencia alucinada
acosa a un Teseo que envejece y se aleja
por senda singular devanando la madeja
que le urde un falso abrigo y no muestra retirada:

inminente certeza de la voz maternal,
rumor de vida aún en la habitación contigua,
cerco de amor tendido en el tiempo, que apacigua
del cegado dolor palpitante manantial.

¿Qué vibrisa atestigua táctil fata Morgana,
la inmediata tibieza de un ayer que reincide
en idéntico error al del alma que imana?

¿O con otra es la lámina que en un haz coincide,
y se anima y florece el espacio abolido,
en que aquí permanecen los que ha tiempo se han ido?

 

 

 

HAP