(De ‹escala›, una pasión en acepciones)
La escala es estelar,
gradiente del amor,
ascenso a un lugar
del abismo interior.
Cada matiz se abstrae
de un único ardimiento:
¿qué llama se distrae
cuando la roza el viento?
De ese astro magnitud
no conoce alma alguna;
mas lleva al ataúd
su luz desde la cuna.
Proyecto de universo
en diástole abisal;
el trayecto es más terso
de la flecha al final.
En perfusión constante
de origen y destino,
de sí siempre delante,
se extasía el camino.
Si eco es de las esferas
distancia en el oído,
sólo sabrás quién eras
por voz de amor asido.