En fértiles figuras de un teatro de niebla,
extático, se cierne el drama del espacio
y a los héroes dispersos sugiere un aire lacio
la síncopa en que el alma escampa y se despuebla.
Si fijas tu atención y te abstrae la grisalla
de la familia grave que imana los confines,
no es posible que toques, recuerdes, te fascines
con púrpura que fuga, con fruto en el que encalla.
Halaga en ti las gotas de cándido sosiego
que apenas insinúan la calma torrencial,
la sorda procesión, no el agobio antiguo y ciego
de quien identifica la ausencia con el mal
y tras el horizonte ve sólo una clausura
de brasa que se abisma, no el tránsito que dura.