Preludio

 

 

 

El verso es reflexión, abismada intimidad,
dardo ebrio jaculado en el vacío; 
un vuelco y surco en la matriz nocturna 
sobre los que se cierne la lucidez del aire. 
No en seno acogedor, acabada arquitectura 
(tal en Lucrecio, Wieland o Chénier
de un sistema constan hoy sus cláusulas; 
esquirlas consteladas de huérfana oficina
se disponen, no obstante, según cálculo, 
a proyectar la no electiva, necesaria 
afinidad tribal hacia el mandato de la hora: 
difumino amoroso de un genoma 
dentro del plexo vivo de la gema
íntegro en el clivaje de la luz. 

 

 

 

HAP