Se estira y despereza…

 

 

 

Se estira y despereza la mañana
con gimnástica molicie y vocación payuca;
húmedos doblones preteridos
transverberan la grisalla en plena urbe.
La acrimonia contamina melifluos bricolajes,
enardece
microclimas de antaño, en taracea,
cuando mengua el onfálico rayo
de sol en el asfalto.
E insisten los timbales, fagocitan
la dulce acrobacia del instante perspicaz, que
genuflexo, se empeña en exhumar
la soterrada eternidad de un paso,
las reliquias del eco.

 

 

 

HAP