«Por qué en las noches lluviosas
el diablo aparece tanto»
El payador Coridón
erudito en arte oculta
tira cuestión que resulta
un verdadero acertijo…
yo, pobre hondero, dirijo
la piedra a la catapulta.
De diablos sólo conozco
más su hábito cachondo
de yacer con el cristiano;
de Mefisto el juego ´e mano
y el llevar el alma al fondo;
con Dios su famosa apuesta
de quedarse con el hombre,
dándole lo que le nombre:
el amor de la más bella,
el saber que el Todo sella,
pa´que ilumine y escombre.
Leí también que el señor
que supo llegar de Europa,
apodado «Juan sin Ropa»,
diablo era, ángel del mal:
con un canto sin igual
a nuestro Vega hizo sopa.
Y supe en Venezuela
del que seco y limpio vino
desafiando a Florentino: [*]
a pesar de lluvia y lodo,
¡en el llano, de qué modo
luce el diablo su destino!
Así, curioso mancebo,
sin vuelta alguna de hoja,
le digo, que se me antoja:
–si sale en noche que llueve,
viendo el gusto que lo mueve,
es que el diablo no se moja.