Néstor sobre el ruiseñor, 17-12-2002

 

«¿a quién canta el ruiseñor

cuando se avecina el sol?»

 

 

 

Dicen que canta a una idea,

y con su canto querella

la ardorosa crisopeya

de quien lo nombró Luscinia;

otros, que a una ignominia,

que en Filomela se sella.

 

Si canta en el bosque umbrío,

antes de que salga el sol,

cante tal vez al rencor

de la noche que se aleja,

dejando luz en la queja

de su engolada labor.

 

Mas yo tengo para mí,

que si su canto es tan dulce

que mana como licor,

para que el alma se impulse

y arrobe a su celador,

es que le canta al amor.

 

(Cantó en todos los tiempos,

«no nació para la muerte»; [*]

el más débil, el más fuerte,

lo oyó siempre antes del alba,

cual dulce arquero que salva,

vulnerar el aire inerte.

 

Por eso creyó el anciano

que es un ave singular,

sin doble y sin igual,

y el ruiseñor de la oda

–que es uno en sus copias todas–

el ruiseñor a pensar.)

  

Néstor

 

 

HAP