(A dúo con Tadeo Stein, sobre un poema suyo.) [***]
a Vasco da Gama contemplando un crucifijo en el momento de su muerte, en Cochin (India), otoño de 1524.
«Otra vez tierra a la que errantes guías
desde el cielo leyeron el camino:
mi nombre se afamó, medró mi sino
en la ignota orfandad de estas bahías,
habitadas por hombres que a la tría
del Padre desconocen, su cetrino
sacrificio, su Soplo; el indino
adora dioses de un pasado día.
De la margen latina vela escinde.
Yo abrigué la borrasca y la Esperanza,
si los Vivaldi el ansia de la linde;
hice ruta lo que era conjetura,
fui, volví, vengué y Véspero me alcanza,
poblando un punto que la luz clausura.»