(Por qué no he de llamarte ‹personaje›)
Por ser pétalo y tersura,
por ser estrella y fulgor,
substancia ser y accidente,
íntimo oraje que dura
en inmediatez de amor:
un mensaje omnipresente
y secreto, que propalan
los cabildos del vïento,
y en tu aura cifras señalan
de lo que amparar te siento.