El mundeo recabó grupos ajenos, donde no consiente el iris
una fracción más cruel.
Ese trabajo que mimaba el río, era menester de peso y levedad;
había allí aparejos
y un vigor de nadie en la cintura alternativa del tabaco.
Cierto énfasis, incrustó entonces en la grasa
una virtud de espejo
„Wir schaufeln ein Grab in den Lüften [ *]
y el hervor argentino y los añicos en el nylon
urgieron medallas a la asfixia
sobre el don, perpetuamente móvil del exergo…
da liegt man nicht eng“
Y fue del agua el avío de la anáfora,
toda la marcialidad de la memoria, que en lo fijo
–tronco o ábside –
se acurruca de las hojas o la luz,
para dejar intacta una vajilla atlética
Dejó allí el viento
una generalidad hecha ya sauce en cada caso,
unas cenizas que anteceden a todo corazón:
a él aproxímase la piedra,
como al carnaval hermético de un régimen, que al fin,
no es más cruento que la nube, ni más leve
que el bordón que reiteradamente quiebra la bandurria
y el agua conserva como un cuello de antaño.