a Alejandro Pidello
a Enrique M. Olivay
NIKON
SWIFT, como se tildan mieles rojas, carne
así es –me dijo entonces
el invierno
Oro en punta, afasia de fisherton al este
tarareando moneditas, tin–mujer
te vuelves del alambre y dejas
orear un sistema
manifiesto
una emulsión
para futuras marinerías
del que vuelva,
madre siendo tarde y tantos
al tazón
de encontrados cabotajes y de ASAs muy gentiles
a la luz;
él lo sabía velocidad,
en las 1.000
prisioneras nutritivas
de la loza
parroquia casi o nata
amedrentada:
para un cuerpo en movimiento
el comercio conserva siempre sus desdenes
el taller
su barlovento íntimo, que viene
como fueran antes
a Paxil:
–“Cuida las notas, Caligrafía
de aquel sol ajándose entre árboles,
recostada en el esmero
del ciclista
“Somos 3 chicas
de Ibarlucea [*]
telas vestimos
pobres y ricas
y confundimos
al que nos vea”
Mira el telémetro
del campo, en la cocina al
La melaza apagará tus panes
voy
al lugar en que me dejas
“Quien ya no es hombre
y el que lo sea
mies o rastrojos
que no se asombre
de nuestros ojos
ni que los lea”
Ahora invierna aquí la yema
de estos bromos, apacienta
un periodismo más frágil que el del agua
& fijarás el rostro,
en la sombra o zoom Citroën
anterior, del que he
bajado estoy
delante ya!
dispara, socio…)