Sólo no
la del Ser sésil,
que escogió desde el origen
distinta, despojada,
pródiga estrategia,
propagando en tierra
matices de otro mar:
en su reino
el disperso Yo arborece,
es escándalo
del reflejo que distrae
(¿quién habría
de verse allí a
sí mismo?)
y muerte abolida
en enjambrada identidad.