De rizos leves,…

 

 

 

«Todo el tiempo que ha transcurrido se halla en un mismo lugar, se contempla de una vez,
yace conjuntamente; todo él termina en un mismísimo abismo. […] Un punto es el tiempo
de nuestra vida y menos todavía que un punto; mas también de esta realidad mínima
la naturaleza se burló dándole la apariencia de una más larga duración.»

Séneca, Epístolas morales, ep. 49,3

 

 

De rizos leves, mar serán sin ti los sucesos,
de toda solidaria urgencia redimidos,
de la herida vernal del color saliendo ilesos,
sin que su acorde tenue codicien los oídos;
tú a todo lo de aquí en sujeción sin contrapesos,
ajenos los sabrás y en sí mismos retraídos:
titilas, luz sidérea, e impides te derroche
este instante, la doble magnitud de una noche.


Un relato, hacia atrás, de incógnita apertura,
la ígnea insinuación eclipsada en el secreto
del paso al iris prístino del gris, que perdura
en un lugar que no tiene continente, un neto
borde que condescienda a ofrecernos su figura:
reconciliar el piélago y la isla es el gran reto. [*]
¿No es vena, nervadura, veta, muestra elocuente
de una trama tenaz, que confirma y que disiente?

 

«The houses are all gone under the sea.
The dancers are all gone under the hill.»

T. S. Eliot, East Coker

 

La angosta hijuela acepta del legado y medra;
tu pletórica fábrica fugaz fosforece,
sugerida crisálida entre êones a la piedra;
si su falso cenit pronto el crepúsculo mece,
a un muro fantasmal te aferras como la hiedra,
o en transmigrado Yo abolir quieres tu cese.
Di: «Con morada y música el día me fascina;
con casa y danza hundidas, seré agua y colina.»

 

 

 

HAP