El fugaz punto del presente («este instante») opuesto a las dos ilimitadas dimensiones de pasado y futuro («la doble magnitud de una noche») en el orden de la existencia individual, tiene su correlato en el difícilmente concebible origen del universo («Un relato, hacia atrás, de incógnita apertura») y en su igualmente impensable ‹localización› («un lugar que no tiene continente»). En el 6to. verso de la octava, «isla» sustituye a Tierra, el planeta que habitamos, ínfimo punto dentro del «piélago», el mar inmensurable, sustituyente aquí del espacio cósmico.