Una hoguera ensimismada ocela
la constancia de la sombra
bajo el aladar de Hypnos [*]
El retraimiento, que constela un tigre gradual en
cada leño, harpa
la sucesividad de ser
Cuelga aquí la luz, como una prenda
antigua y compartida. A ella acudes
y en ella cunde la nación finísima
que es tu subterfugio
Pretexta el puente de la noche:
conciencia es la dovela ardua
y tu visión la pátina que opacea al intradós
el fulgor del lomo de las fieras, su transcurso
Tus custodias reiteran sólo una tiesura
divisa entre la oscuridad y la solana.
Abiertos o cerrados, los ojos gravan
la misma servidumbre
Y reiteras a tu vez: ‘aquél en
que la víspera no amaine
será el único, el madurado día.’
agraz de vos,
lo inmóvil
Junto al nadir de tu sien un rubro arde